En el Feng Shui, se utilizan cinco elementos fundamentales que representan diferentes tipos de energía y que se emplean para equilibrar y armonizar los espacios. Estos cinco elementos son:
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Madera: Representa el crecimiento, la vitalidad y la expansión. Se asocia con la primavera y se utiliza para fomentar la creatividad, el desarrollo personal y el crecimiento en todas las áreas de la vida.
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Fuego: Representa la pasión, la energía y la acción. Se asocia con el verano y se utiliza para impulsar la motivación, el entusiasmo y el éxito en los proyectos y metas.
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Tierra: Representa la estabilidad, la seguridad y la nutrición. Se asocia con el final del verano y el inicio del otoño, y se utiliza para promover la estabilidad emocional, la conexión con la naturaleza y el sentido de pertenencia.
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Metal: Representa la claridad mental, la precisión y la determinación. Se asocia con el otoño y se utiliza para promover la organización, la concentración y el éxito en los negocios y las actividades intelectuales.
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Agua: Representa el flujo, la adaptabilidad y la renovación. Se asocia con el invierno y se utiliza para fomentar la intuición, la flexibilidad y el flujo positivo de energía en el hogar y en la vida en general.
En el Feng Shui, estos elementos se equilibran y se utilizan estratégicamente en función de las necesidades específicas de cada espacio y de las personas que lo habitan, con el fin de crear armonía y promover el bienestar en todos los aspectos de la vida.